Habiendo sido el primer día en la semana cuyo clima lo permitió, ayer salí a correr junto con mi hermano y mi amigo personal El Gordo Mariano (ese es el nombre que figura en el documento, creo).
Ya desde antes de salir de casa, los comencé a pinchar para que sean considerados para con mi lastimoso estado físico. Que “hacemos quince cuadras y volvemos”, “si yo paro, ustedes me hacen el aguante”, “no me dejen tirado, no sean garcas” y demás frases por el estilo que se les ocurran que puedan ser de mi repertorio…

En el recorrido, a nuestro regreso, tenemos que cruzar la Av. Gral. Paz por un túnel y, luego, hacer un tramo por colectora, a contramano de los autos. Como no quería que me llevara puesto un 21 hasta Puente La Noria , tuve que subirme y correr un poco por el pasto, alto como cancha de fútbol brasileña. Casi tan malo como correr en arena seca.
Eran las últimas 3 cuadras. Con el paso cansino, casi marchando, de lo lento que iba. Con la boca bien abierta, respirando mal, tratando de capturar la mayor cantidad de aire disponible.
...nunca sabes qué te va a tocar.
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